Jonathan Roumie, actor que da vida a Jesús en la serie “The Chosen”, contó que la producción ha llevado incluso a ateos a la fe en Cristo. El testimonio fue compartido durante su participación en el programa “The View”, de la cadena ABC, el pasado lunes 1 de diciembre.​

Roumie explicó que, revisando mensajes directos en su Instagram, encontró el relato de dos personas que se declaraban ateas “de toda la vida”. Ellos nunca habían tenido interés en Dios, hasta que alguien les envió el primer episodio de la serie y quedaron profundamente impactados.​

“De alguna forma, alguien les mandó la serie, y ese primer episodio simplemente los agarró”, relató el actor sobre los mensajes recibidos. A partir de ahí, ambos comenzaron a acompañar la historia de Jesús contada por “The Chosen”.

Con el tiempo, estos espectadores pasaron de la curiosidad a la búsqueda espiritual. “A lo largo del programa, se interesaron por la Biblia, después empezaron a ir a la iglesia, y ambos se convirtieron al cristianismo. Eso es notable”, afirmó Roumie.​

El actor también reflexionó sobre la forma en que Dios alcanza a las personas por medio de la serie. “Si Dios quiere, Él simplemente va a encontrarte. Él va a seguirte, va a ir detrás de ti”, dijo, subrayando que a través de los episodios muchos han tenido encuentros personales con Cristo.​

Las grabaciones de la 6ª temporada de “The Chosen”, centrada en la crucifixión de Jesús, fueron finalizadas en septiembre de este año. Según el creador Dallas Jenkins, el lanzamiento comenzará a finales de 2026, de forma gradual, y el episodio final llegará a los cines en marzo de 2027, durante la Pascua.​

Roumie confesó que filmar las escenas da crucifixión fue uno de los momentos más desafiantes de su carrera. “No es solo la parte física de recrear eso; es el impacto emocional, mental y psicológico de entrar en la crucifixión de Cristo y su tortura”, comentó.​

El actor compartió que incluso oró pidiendo ayuda especial del Señor para interpretar ese momento clave del Evangelio. “Pedí a Dios que me permitiera tener una idea de cómo eso sería, y Él no decepcionó, es algo que todavía estoy procesando”, reveló.​

Durante la entrevista, Roumie fue cuestionado si alguien sin fe podría interpretar a Jesús con la misma profundidad. Para él, la falta de una relación real con Cristo haría la actuación menos auténtica.​

“Creo que lo que traigo al papel es mi relación con Jesús y mi amor por Él”, señaló Jonathan. “Al asumir el amor de Él por la humanidad y tratar de recrearlo, eso me convirtió en una mejor persona. Me hizo querer amar a las personas”, añadió.​

Desde su experiencia personal, el actor ve la serie como un instrumento espiritual para este tiempo. En otras ocasiones, Roumie ya había dicho que Dios lo sacó de un momento de quiebra financiera y lo usó para “esparcir el nombre de Jesús por todo el mundo” a través de “The Chosen”.}

A la luz de estos testimonios, muchos cristianos ven en la serie una herramienta evangelística que cruza fronteras culturales y religiosas. Esto es evidencia de que el Espíritu Santo sigue usando medios contemporáneos, como el arte y el cine, para atraer corazones a Cristo y despertar hambre por la Palabra de Dios.​

En Estados Unidos, mientras la confianza en el gobierno, los medios y aun en la religión organizada sigue en caída, la relación de muchos con la Biblia muestra señales de renovado interés. Un nuevo informe de la Sociedad Bíblica Americana revela una nación dividida respecto a las Escrituras, pero con una curiosidad espiritual que crece incluso en medio del escepticismo.​

Desde hace más de una década, la Sociedad Bíblica Americana pregunta cada año a los estadounidenses quiénes leen la Biblia, qué creen sobre ella y por qué la consideran importante. Los últimos datos muestran que solo el 36% de los encuestados cree que la Biblia es totalmente exacta, mientras que el 39% afirma que no lo es, y casi uno de cada cinco la ve como una herramienta escrita para controlar o manipular a las personas.​

“El vínculo entre relación y confianza es clave”, explicó el Dr. John Plake, investigador y Director de Innovación de la Sociedad Bíblica Americana. Señaló que muchas personas ni siquiera se acercan a la Biblia y no son lo que llaman “usuarios de la Biblia”: cuando las relaciones —con la familia o con la fe— se rompen, también se resquebraja la confianza.​

El informe indica que la confianza en la religión organizada se sitúa apenas en el 29%, muy por debajo de la familia, que sigue siendo la institución más confiable del país con un 55%. En el otro extremo, los medios de comunicación y el gobierno registran solo un 5% y 6% de confianza, respectivamente, reflejando una crisis profunda de credibilidad institucional.​

Aun así, el Dr. Plake ve el “estado de la Biblia” en Estados Unidos como prometedor. Reconoce que hubo épocas en las que más personas leían y se comprometían con las Escrituras, pero destaca que hoy percibe una curiosidad y un interés por la Biblia que no había visto en 36 años de ministerio a tiempo completo.​

Los datos muestran también fuertes diferencias generacionales. Los evangélicos mayores y los protestantes negros siguen siendo los grupos más comprometidos con la Biblia, mientras que las generaciones jóvenes se habían mantenido más distantes. Sin embargo, el último año registró un aumento del 36% en la participación bíblica entre la Generación Z y un sorprendente 290% entre los Millennials.​

El Dr. Plake subraya que el compromiso con la Biblia se asocia con un mayor bienestar personal. “Cuanto más comprometidas están las personas con la Biblia, menores son sus niveles de ansiedad y estrés traumático, y mayores sus niveles de esperanza y desarrollo humano”, afirmó.​

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El legendario boxeador filipino Manny Pacquiao fue recientemente elegido para el Salón de la Fama Internacional del Boxeo, consolidando su lugar como uno de los más grandes de la historia. Sin embargo, Pacquiao sorprendió al declarar que el mayor logro de su vida no fue ninguno de sus 12 títulos mundiales en ocho categorías, sino el día en que conoció a Jesucristo como su Salvador personal.

Durante una entrevista en el podcast The George Janko Show, Pacquiao compartió: “La mejor parte de mi vida no fue el momento en que me convertí en campeón, sino el momento en que conocí a Jesús, conocí a Dios en mi vida”. El boxeador enfatizó que los logros materiales son pasajeros y que todo lo que tenemos en este mundo es solo temporal, dado para servir y glorificar a Dios.

Pacquiao relató que su vida cambió radicalmente después de escuchar la voz de Dios en un sueño. “El sonido era más fuerte que un trueno”, recordó sobre esa experiencia que lo llevó a dejar atrás una vida de vicios y adulterio para entregarse a Cristo. “Vi una luz muy fuerte y escuché esa voz. Sentí que me derretía cuando oí la voz de Dios. Fue el punto de quiebre en mi vida”.

El púgil confesó que antes de su conversión vivía sumido en excesos, fiestas, alcohol y apuestas, y que incluso su matrimonio estuvo al borde de la ruptura. Tras su encuentro con Dios, Pacquiao comenzó a leer la Biblia y a buscar una vida de mayor disciplina, reconciliándose con su esposa y transformando su entorno familiar y profesional.

“Me di cuenta de que somos solo administradores de las cosas materiales que tenemos. Venimos a este mundo desnudos y nos iremos solos. Nuestro propósito es ayudar a otros y glorificar a Dios”, afirmó Pacquiao, quien ahora sueña con ser pastor y ya ha construido un templo en su ciudad natal para predicar el Evangelio.

A los jóvenes que temen por el futuro en un mundo lleno de guerras e inestabilidad, Pacquiao les dejó un mensaje claro: “Entréguense a Dios. El verdadero Dios no quiere la guerra, no quiere que nos hagamos daño. Dios es amor y quiere que tengamos compasión unos por otros. Dejen todo en manos de Dios, Él puede cambiar cualquier situación”.

Su testimonio es un ejemplo de cómo la fe puede transformar vidas, incluso en los ambientes más competitivos y exigentes. Pacquiao ha declarado públicamente que “cuando tienes a Jesús en tu vida, las cosas de este mundo no son lo más importante; lo más importante es tener a Dios en el corazón”.

Además de su exitosa carrera deportiva, Pacquiao ha incursionado en la política, siendo congresista y senador en Filipinas, y es conocido por su labor social y filantrópica. Sin embargo, insiste en que nada de esto supera la paz y el propósito que encontró en Cristo.

El testimonio de Pacquiao subraya que el verdadero éxito no se mide por títulos o riquezas, sino por la relación personal con Dios y el impacto positivo en la vida de otros. La Biblia enseña que “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15), sino en conocer y servir a Dios.

Somos llamados a buscar primero el Reino de Dios y su justicia, confiando en que todo lo demás será añadido. El ejemplo de Pacquiao inspira a vivir con integridad, humildad y fe, recordando que la mayor victoria es nacer de nuevo en Cristo y vivir para su gloria.

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