Este pasado miércoles ocurrió un tiroteo dentro de un hospital de Oklahoma, dejando al menos 4 muertos, todo esto dentro de la ola de violencia armada que ha presentado el país a raíz de la masacre en Uvalde.
Dentro del Hospital Saint Francis de Tulsa, Oklahoma, una persona entró al Natalie Medical Building alrededor de las 4:50 de la tarde (hora local), un hombre entró a ese consultorio dentro del campus del centro médico en cuestión armado con un rifle.
De inmediato, los despachadores recibieron la llamada de un atacante dentro del edificio, según detalló el capitán de policía Richard Meulenberg; en cuestión de minutos los agentes llegaron a la escena para ponerse en contacto con el sospechoso pero este comenzó a disparar antes de que estos entraran al edificio.
La inmediatez del cuerpo de policía permitió que la cantidad de muertos no fuera más grande, por lo que solo se reportaron 4 fallecidos y varios heridos pero no de gravedad.
«En este momento tenemos cuatro civiles muertos y un tirador muerto. El sospechoso tenía un arma larga y una pistola en la escena en ese momento», dijo en una conferencia de prensa, el subcomandante de policía Eric Dalgleish.
Asimismo, detallaron en la conferencia que aún no se conoce la identidad del tirador, además de que sufrió heridas de bala fatales de las cuales se cree que fueron autoinfligidas; se estima que tenía 35 o 40 años.
Los detalles no especificaron el motivo del atacante para disparar en el centro médico, pero según la hipótesis manejada por medios de comunicación como The New York Times, este no fue un ataque al azar sino que podría haber sido planeado o premeditado con mucha anterioridad.
Los testigos de la escena hablaron con el diario, y dijeron que en el momento del ataque se escondieron en baños y closets de almacenamiento; Gannon Gill, un asistente médico, dijo que al reconocer los sonidos de un arma guió a sus pacientes por “un laberinto de cubículos de consulta y corredores interconectados” para refugiarse en el garaje del edificio, el cual parecía el único lugar seguro del momento.
«El atacante le dijo a él y a su esposa que se fueran y que no estaba ahí por él», declaró Gill sobre lo que le dijo uno de sus pacientes que se topó con el atacante.
Las declaraciones brindadas a ABC por parte del capitán Meulenberg cuentan que cuando la policía llegó al lugar “encontraron a algunas personas que habían recibido disparos y que algunas ya estaban muertas”.
“Fue una escena catastrófica”, dijo él.
La policía del lugar dijo que se estableció un lugar para la unificación de familias y amigos en Memorial High School, por su parte la directiva del centro médico aseguró que lo único que se puede hacer en este momento es orar por los que perdieron a alguien dentro del suceso.
«No hay nada más que esta comunidad pueda hacer por nosotros que orar por las familias, los seres queridos y las víctimas de este acto sin sentido», dijo Cliff Robertson, director ejecutivo de Saint Francis Health System, en la conferencia de prensa.