El gran protagonista de la histórica remontada ante el Manchester City el pasado 4 de mayo, atendió a las cámaras de Movistar Liga de Campeones y no encontró explicación a la remontada en el Bernabéu.
Después de 89 minutos, el Real Madrid estaba eliminado. Necesitaban 2 goles, era difícil creer en el milagro. Pero en ese preciso instante, Rodrygo Goes, persiguió con determinación su objetivo y consiguió marcar un gol. Sólo hacía falta otro gol.
Esta vez no iba a ser posible, pensaron muchos, se agota el tiempo; pero no Rodrygo y el Real Madrid. Minuto 91, centro de Carvajal rozado por Asensio y finalmente cabeceado al fondo de la red por Rodrygo. Se desató la locura. El Santiago Bernabéu volvía a vivir una noche mágica. ¿Cómo es posible? ¿Cómo se explica esta locura de forma racional?.
Tras el partido, Rodrygo atendió a las cámaras de Movistar y dijo: «No puedo explicarlo, no tengo ni palabras para explicar lo que pasó. Dios me miró y me dijo: ‘Hoy es tu día’», comenzó diciendo el brasileño de 21 años.
«Estoy muy feliz, es el día más feliz de mi vida: «Estoy muy, muy feliz, es el día más feliz de mi vida, no tengo palabras para explicarlo. Fue una emoción muy grande». También manifestó estar «muy contento de llevar al Madrid a donde tiene que estar, que es en la final de la Champions».
Una declaración que, para un medio acostumbrado a no hablar de Dios, que evita incluso nombrarlo, puede resultar llamativa. No para Rodrygo que, en varias ocasiones, ha mostrado su carácter cristiano. Una frase que no debe interpretarse como que Dios interviene directamente en un partido, ni que Dios es madridista y no quería que los «citizens» ganaran. Más bien es una frase de agradecimiento a Dios por lo vivido.
El brasileño es un cristiano declarado, como sus padres Eric Batista y Denise. Ellos han educado a su hijo bajo el principio de la gratitud, el buen comportamiento y la sencillez. Su madre expresó: «Hay que dar gracias a Dios por todo lo que se vive». En el club, Rodrygo es un chico sencillo, trabajador, alegre y respetuoso.
En su tiempo libre en Brasil solía asistir a los servicios de Ricardo Oliveira, ex delantero del Betis y del Valencia, ahora pastor evangélico en una iglesia cercana a su residencia familiar.
En las redes suele mencionar a Dios y siempre señala al cielo tras sus goles. Tras el partido del miércoles, expresó: «Dios, gracias por cuidar siempre de mí. Me siento bendecido»