Ahmed al-Sharaa, quien asumió la presidencia de Siria tras la salida de Bashar al-Assad, ha manifestado su voluntad de normalizar relaciones con Israel y sumarse a los Acuerdos de Abraham, siempre que se cumplan «condiciones adecuadas». Esta postura fue revelada por el congresista estadounidense Cory Mills, tras un encuentro en Damasco donde se abordó el posible levantamiento de sanciones y la estabilidad regional.
Durante las conversaciones, al-Sharaa se mostró abierto a tratar asuntos críticos como la retirada de fuerzas extranjeras de territorio sirio y la entrega de garantías a Israel. Sin embargo, las autoridades israelíes mantienen reservas, exigiendo como requisitos previos la eliminación de armas químicas y una cooperación efectiva en la lucha contra el terrorismo.
La grave crisis económica que atraviesa Siria, consecuencia de más de diez años de conflicto interno, es un factor clave en este acercamiento. El gobierno de al-Sharaa busca aliviar las sanciones internacionales y reintegrarse a la comunidad global, mientras Estados Unidos y Europa condicionan su apoyo a reformas internas y avances en materia de seguridad.
Los Acuerdos de Abraham, establecidos en 2020 bajo el gobierno de Donald Trump, han permitido la reconciliación entre Israel y naciones como Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Marruecos y Sudán, facilitando lazos diplomáticos, comerciales y de defensa. Al-Sharaa afirmó que Siria «anhela la paz con todos sus vecinos», aunque admitió los desafíos que supone el conflicto histórico por las Colinas de Golán, territorio ocupado por Israel desde 1967.
Pese al tono conciliador del mandatario sirio, Israel y sectores de la comunidad internacional mantienen escepticismo debido a los vínculos pasados del nuevo régimen con grupos radicales. El ministro de Defensa israelí reiteró que sus fuerzas permanecerán en Golán «sin fecha de retirada».
Expertos en política internacional señalan que la posible incorporación de Siria a los Acuerdos de Abraham podría reconfigurar el mapa geopolítico de Oriente Medio, aunque advierten que el proceso requerirá tiempo, compromisos verificables y transformaciones profundas en el ámbito interno sirio.