Una niña secuestrada en la India ha regresado finalmente a casa con sus padres en lo que ellos llaman una “fuga milagrosa”, su madre ha dicho a los medios que sin Dios no hubiera sido posible recuperar a su hija.
Pooja Gaud tenía siete años cuando fue secuestrada en 2013 por la pareja conformada por Harry D’Souza y Soni D’Souza, quienes habían luchado para tener hijos sin tener éxito alguno y debido a ello se sintieron motivados a robarse a la niña en las afueras de su colegio.
El día de su desaparición ella había asistido a la escuela con su hermano mayor, con quien tuvo una discusión y molesta salió del colegio para ser interceptada por la pareja quien le ofreció un helado y de inmediato la subieron a una camioneta; todo ocurrió en Mumbai, La India, para luego ser llevada hasta Karnataka con la amenaza de que si lloraba o decía algo la golpearían.
Ella asistió a la escuela por un corto tiempo, pero cuando la pareja logró tener su propio hijo se mudaron a Bombay y comenzó la tortura de la niña, a quien golpeaban fuerte y obligaban a trabajar en casas ajenas muchas horas al día.
«Me golpearon con un cinturón, me patearon y me dieron puñetazos. Una vez me golpearon con un rodillo tan fuerte que me empezó a sangrar la espalda. También me obligaron a hacer las tareas del hogar y trabajar de 12 a 24 horas fuera de la casa», contó.
Sin tener acceso a un teléfono o a internet estuvo siempre vigilada hasta que un día mientras la pareja dormía, ella encontró un celular y buscó su nombre por internet dándose cuenta que su desaparición era investigada frecuentemente, por lo que tomó la decisión de pedir ayuda y escapar.
El proceso, que le llevó siete meses, resultó positivo teniendo la ayuda de la niñera de la casa en la que estaba secuestrada; Pramila Devendra de 35 años, fue quien llamó a los carteles que habían difundido para encontrarla, y así pudo contactarse con un vecino de la familia llamado Rafiq.
“Toda madre debería ayudar a un niño que viene a pedir ayuda. Puede que no seamos sus madres biológicas, pero seguimos siendo madres”, dijo Devendra con evidente alegría por haber ayudado a la joven que ahora tiene 16 años.
Pooja y su madre pudieron hablar por primera vez en nueve años tras una videollamada reconociéndola por una marca de nacimiento, «Todas mis dudas desaparecieron de inmediato. Supe que había encontrado a mi hija», dijo ella.
Su madre expresó que había perdido la esperanza de encontrar a su hija pero que “Dios la ayudó”, describió a la prensa que el regreso de su hija fue producto de un “escape milagroso”.
El pasado 4 de agosto ella acudió a la policía en compañía de su familia para presentar la denuncia, “Le conté todo a la policía. Hasta dónde vivían mis secuestradores”, dijo ella.