Un pastor detenido injustamente en Irán está haciendo un increíble trabajo dentro de la prisión en donde está, llevando a sus compañeros a los pies de Cristo y enseñándoles el valor de la palabra de Dios en momentos difíciles como los que viven tras las rejas.
El testimonio del pastor Houmayoun brindado a “Voz de los Mártires” comienza con el motivo de su arresto en 2012, cuando la policía local allanó su casa mientras realizaba un culto de oración, además de él, su esposa, su hijo de 17 años y otros cuatro líderes de iglesias domésticas también fueron presentados ante las autoridades en ese momento.
Tras varios días de interrogatorios, fueron puestos en prisión y les ordenaron no contar el motivo de su arresto, ya que temían que los reclusos también fueran convertidos al cristianismo desde el islam, la creencia más fuerte dentro del país árabe.
Pero, ellos obedeciendo a Dios y poniendo en práctica todo lo que le dijo Pablo a Timoteo sobre el predicar a tiempo y fuera de tiempo las buenas nuevas de salvación compartieron el evangelio con sus compañeros de celda, aunque al principio la recepción no fue tan buena.
Desde que comenzaron a predicar, algunos los amenazaron de muerte, a otros no les gustó pero si hubo quienes recibieron de buena manera el mensaje y prestaron mucho interés, hubo uno de ellos que siempre quería saber mucho más sobre Jesús.
Debido a que se hizo conocido que el pastor estaba predicando dentro de la prisión a pesar de las prohibiciones, los guardias le advirtieron alrededor de 20 veces para que dejara de hablarle de Jesús a los prisioneros que profesan el islam.
Unos meses después, la esposa y el hijo del pastor fueron liberados además de los otros creyentes que estaban con ellos, pero el pastor quedó adentro y le pidió a su familia que trajeran a la cárcel fragmentos y pasajes de la Biblia escritos en inglés para que pasaran desapercibidos ya que los guardias no sabían ese idioma.
La estrategia funcionó porque el pastor comenzó a traducirla al idioma natal y así los reclusos pudieran leerla, y conforme avanzaban los meses las Biblias eran cada vez más solicitadas dentro de toda la prisión.
El pastor, quien tenía a otros hermanos ayudándole en esta misión, fueron separados por los guardias, lo que ayudó a que cada vez y más rápido pudieran todos conocer a Cristo porque cada uno tenía una copia manuscrita de la Biblia camuflada como un diario personal.
Los castigos eran cada vez peor y el líder llegó a estar en una parte de la cárcel llamada “El Infierno”, donde fue testigo de liberación y salvación de muchos presos, que fueron rescatados de sus propias adicciones.
Tres años después el pastor y los creyentes que estaban con él fueron liberados pero sufriendo amenazas y vigilancia del gobierno del país, por lo que Houmayoun tuvo que irse de Irán con su familia y estar en el exilio.
Pero tienen la convicción de que todo lo que sembraron en los corazones de las personas, algún día florecerá para la gloria de Dios.