El pasado 2 de enero se produjo un ataque terrorista en la aldea de Majembeni, en el condado de Lamu, Kenia, el cual quedó grabado para siempre en la memoria de un niño de 5 años.
Emmanuel, vio cómo su padre, John, era asesinado por nueve hombres armados con pistolas y machetes y vestidos de policías. Tres meses más tarde, contó a International Christian Concern (ICC) los acontecimientos que le dejaron a él y a sus tres hermanos mayores sin padre y que hicieron que su madre enviara.
Mientras un representante de ICC visitaba la casa del pequeño Emmanuel para dar ayuda, el niño de cinco años compartió su historia, algo que, según su madre, ocurre a diario.
«Mi hijo sigue traumatizado y nos cuenta a diario la conversación que tuvo con los terroristas», compartió.
«Ese día estaba en casa con mi padre mientras mi madre estaba en la otra casa de la granja con mi hermana y mis hermanos. Pasé el día con mi padre en la tienda, luego llamamos a mi madre y nos dimos las buenas noches. Luego dormimos», comenzó diciendo Emmanuel.
Miembros de Al-Shabaab, un grupo terrorista fundamentalista activo en África Oriental y Yemenque lleva casi dos décadas perpetrando atentados en la región, fueron los responsables del ataque que dejó seis hombres cristianos muertos y un rastro de tiendas y casas calcinadas, en Somalia, en Widho, un pueblo cristiano al oeste del condado de Lamu.
John era un empresario del pueblo, y su casa estaba junto a la tienda que poseía. Fue asesinado junto a otros tres hombres que vivían cerca. Su mujer y sus tres hijos estaban en la granja durante el ataque, pero su hijo menor, Emmanuel, estaba presente. Los terroristas no querían matar al pequeño y, al parecer, le dijeron que se fuera.
«Tiraron la puerta abajo y nos arrastraron hasta la tienda. Ataron a otros hombres que estaban allí tumbados. Me dijeron que me fuera. Me fui, pero volví a ver a mi padre y vi que lo estaban atando. Les pedí que no lo mataran, pero lo mataron con un machete. También mataron a los otros hombres», contó Emmanuel.
Después de lo ocurrido, Emmanuel fue solo a la granja por la noche para contárselo a su familia. Se sorprendieron cuando llegó solo.
La hermana mayor de Emmanuel, Tula, contó a ICC que Emmanuel dijo algo sobre que habían matado a gente, pero no entendió lo que quería decir.
«Nos sorprendió verle venir a la granja sin nuestro padre. Luego murmuró palabras sobre ver gente muerta, pero no pude saber exactamente de qué hablaba. Se fue a la cama y durmió. Esa mañana nos despertó temprano y nos dijo que los terroristas habían atacado el centro del mercado y que habían matado a nuestro padre y a sus tres amigos».
«Por la mañana, le dije a mi madre que habían matado a mi padre. Ella se puso a llorar. Todo el mundo se puso a llorar. Fuimos a la tienda y descubrimos que los terroristas habían quemado todo», continuó Emmanuel.
Joyce, la madre de Emmanuel, recuerda a su marido en un emotivo homenaje.
«Hemos perdido a una persona bondadosa que trabajaba muy duro para mantener a su familia. Mi marido fue asesinado en presencia de nuestro hijo menor, al que los terroristas dijeron que se fuera. Una vez que mataron a mi marido, Emmanuel recorrió una larga distancia hasta la granja y nos encontró dormidos. Se acostó, pero por la mañana temprano me despertó y me dijo que habían matado a su padre. Fuimos a comprobarlo y, verdaderamente, su cuerpo yacía muerto, quemado, y otros tres hombres también fueron asesinados y quemados hasta quedar irreconocibles».
Este ataque y los posteriores en las aldeas vecinas obligaron a los habitantes a huir de sus casas. Los militantes de Al-Shabaab se esconden en el bosque adyacente de Boni, y la densidad del bosque lo convierte en un lugar ideal desde el que lanzar ataques y evitar a las fuerzas de seguridad.