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Sin miedo, Martin Luther King afirmó haber visto «la gloria de Señor» momentos antes de morir

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A casi los 60 años de su asesinato la memoria y trabajos sociales inspirados por la palabra de Dios que hizo Martin Luther King siguen marcando un antes y un después en la búsqueda de la justicia y la igualdad en las comunidades desposeídas; pero, su deseo de ver cara a cara al Señor su último deseo antes de su triste final en esta tierra.

Martin Luther King, a quien se le conoce principalmente como activista de los derechos de la comunidad afroamericana estadounidense y un incansable luchador de la reivindicación de las personas que tenían en su tiempo su mismo color de piel, también fue pastor y un amante de la palabra de Dios y del continuo accionar a sus semejantes llevado a cumplir la voluntad del Señor al servir a otros sin importar el desgaste que sufría a pesar de ser tan joven.

Su muerte fue tan imprevista para todos, pero menos para él debido a las acciones y peticiones antes de que el suceso ocurriera en un abrir y cerrar de ojos ese 04 de Abril de 1968; el pastor se encontraba alojado en el Lorraine Motel de Memphis, Tennessee, tras participar en su Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur, exigiendo mejores tratos y pagos para los trabajadores del aseo, los cuales eran de color.

Un día antes, King había predicado en su iglesia como ya había sobrevivido a un atentado de parte de una mujer que le clavó un abrecartas en su pecho, el cual quedó tan cerca de su aorta que un simple estornudo lo hubiera matado, pero tal suceso no le desviaba de su propósito de justicia basado en el Reino de Dios.

“Bueno, no sé qué va a pasar ahora. Tenemos algunos días difíciles por delante. Pero en realidad no me importa ahora, porque he estado en la cima de la montaña. Y no me importa”, dijo.

Su afirmación siguiente revelaba como la muerte no era algo a lo que él debiera temer dado que ya conocía la bondad de Dios, por lo que lo que fuera a acontecer desde ese momento en adelante no era comparado con lo que “Dios le había mostrado”, incluso el arrebato de su vida terrenal no era ni la mitad de la gloria del Señor ya vista por el pastor.

“Como cualquier otra persona, me gustaría vivir una vida larga; La longevidad tiene su lugar. Pero no estoy preocupado por eso ahora. Solo quiero hacer la voluntad de Dios. Y Él me permitió ir a la montaña. Y miré. Y vi la Tierra Prometida. Puede que no llegue allí contigo. Pero quiero que sepas esta noche, que nosotros como pueblo llegaremos a la Tierra Prometida. Así que estoy feliz esta noche. No estoy preocupado por nada. No le tengo miedo a ningún hombre. Mis ojos han visto la gloria de la venida del Señor”, dijo en ese sermón dado un día antes de su muerte.

Al día siguiente, a las 6:01 de la tarde King se encontraba en el segundo piso del hotel junto al músico Ben Branch y su amigo, Jesse Jackson, apoyado en la barandilla del balcón y allí le pidió al artista que tocara el himno cristiano “Precioso Señor, Toma Mi Mano”, éste lo acompañaría esa noche en evento donde ambos harían presencia.

“Ben, prepárate para tocar ‘Precious Lord, Take My Hand’ en la reunión de esta noche, Tócala de la manera más hermosa”, fueron sus últimas palabras.

Branch, Jackson y King hablaban cuando un disparo atravesó su garganta, exactamente en la parte derecha de su mandíbula y empezó a sangrar sin control boca abajo en el piso mientras sus amigos buscaban ayuda y la policía comenzaba a rodear el lugar.

El pastor fue declarado muerto a las 07:09 de la noche en el St. Joseph’s Hospital; su muerte provocó las revueltas raciales más violentas en al menos 60 ciudades de EE.UU, mientras que la zona fue allanada por las autoridades buscando el culpable.

La autopsia de King reveló que a pesar de que solo tenía 39 años, su corazón era como el de una persona de 60 años debido al estrés que vivió durante 13 años de participación en movimientos sobre derechos civiles, donde recorrió miles de kilómetros, habló en tantos eventos, fue arrestado más de una decena de veces y también fue agredido físicamente unas cuatro veces.

Su asesino fue capturado dos meses después intentando huir a Reino Unido con un pasaporte falso, James Earl Ray era un líder pacifista que estaba alojado en un motel frente al de King y desde la ventana del baño de su habitación le disparó al pastor; éste fue condenado a casi 100 años de cárcel tras comprobarse su culpabilidad y murió a finales de los 90 tratando de expiarse de este terrible hecho.

Mucho antes, King había hecho su propia oración fúnebre con su último sermón, en el cual pidió que se le recordara como “el que había alimentado a los hambrientos, vestido a los desnudos, ser justo ante la guerra, y haber amado y servido a la humanidad”.

La confianza en Dios ante las amenazas del enemigo, la búsqueda constante de la justicia hacia el prójimo y la pasión por servir y amar a otros como Cristo lo hizo definen a Martin Luther King como uno de los personajes más importantes de la historia mundial, siendo la fe la mayor de sus cualidades a destacar.

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